miércoles, 14 de marzo de 2012

Aceptación

Mirándote entiendo qué has venido a enseñarme.

Humildad, generosidad, pero sobre todo aceptación.

Aceptación de la imperfección que soy: yo, que deseo ser perfecta con la rigidez y encorsetamiento que supone.

Aceptación de mi imperfección, de mis fallos, de mi egoísmo, de mi necesidad de nutrirme para nutrirte: yo, que consideraba la maternidad una especie de martirio sacrificial escogido con el que iba a exorcizar mis demonios y convertirme en una virgen maternal.

Aceptación de mi límite, para no entrar en barrena, instalarme en la ira y herir a tu padre, mi pareja, mi hombre, mi amado... a quien tan olvidado tengo por dedicarme a ti...

Aceptación de ese hermoso compañero que me acompaña y sostiene, en silencio, con amor.

Aceptación de que no puedo ser la madre que deseo pero soy la madre que soy y quiero aprender a amar y honrar a ésta porque es grande y bella para ti.

Aceptación de mi madre, a quien también deseo cambiar y hacerla a mi medida.

Aceptación, en definitiva, de la Vida tal y como es, sin este ansia de control, producto del miedo, que me atenaza y quiere encasillar la vida en compartimentos estancos.

Aceptación total y absoluta de quien soy, permiso de fluidez para mi vida, mi alma y mi corazón, para que la Vida sea lo que Es, con todo lo que trae y lleva, con todo lo que Es porque SÍ.

Desde hoy, un rotundo SÍ a quien soy, a la madre que soy, al hombre que amo, a la madre que me parió, a la hija que parí y a todos los que me rodean y todo lo que me rodea.

Un rotundo SÍ desde mis entrañas, con todo mi amor y todo mi coraje, con toda mi sombra y con toda mi luz, con todo mi dulzura y toda mi guerrera, con toda la fortaleza y toda la delicada vulnerabilidad que soy.

Desde hoy, un rotundo SÍ a la Vida.

Gracias, Hija <3

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