lunes, 30 de enero de 2012

Maestra Uma

Desde el ignoto lugar del que provienes, traes enseñanzas para todos.

Permites a papá mostrar su dulce ternura, su capacidad de acogida y cuidado. Su abrazo y sostén. Le inspiras para su esfuerzo y trabajo, para mejorar a diario.


A mí, tu madre, me abres puertas que permanecían desnutridas: la creatividad, la autoconfianza, la honestidad para mirarme y encontrarme vulnerable y frágil, la posibilidad de pedir ayuda y conectar con mi yo profundo y verdadero.


A tus tíos, mis hermanos, el expresar amor por una criatura tan cercana, tan de sangre, tan pequeña, poder cuidarte y protegerte, como papá.


A mi madre, tu abuela, le permites redescubrirse, ser niña y madre de nuevo, ser la ilusión por la que cada mañana se levanta, sueña y crea un mundo nuevo para su nieta.


A tus abuelos paternos, revalidar su título y reencontrarse en la esencia de su hijo en tu existencia.


A tus tíos y primos, estar cerca una vez más de un ser puro e inocente, confiado, que fluye y se entrega sin juicios ni valores al ritmo de la Vida, a la sinfonía del Universo.


¡Tan pequeña y tan sabia!

¡Tan generosa!
Así eres tú, mi amor.

Maestrita mía.

Maestrita nuestra.

Con un regalo para cada uno de nosotros.


Eres un milagro que llega a nuestras vidas y nos ayuda a ser mejores, a evolucionar hacia una armonía de amor que nos nutre a todos, desde tu espléndida y clara mirada de aceptación y amor profundo.


Te amo, Uma.


Mama

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